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INTRODUCCIÓN

EL EVANGELIO SEGÚN

ESDRAS Y NEHEMÍAS

E

sdras y Nehemías fueron líderes excepcionales, teocén-

tricos, alineados con la Palabra y guiados por el Espíritu,

con un profundo deseo de que el pueblo de Dios prospe-

rara, y que su nombre fuera exaltado y proclamado en

todo el mundo. Su vida ejemplificó lo que Dios puede

hacer a través de líderes-siervos fieles y dedicados.

Las lecciones de este trimestre ilustran que la vida es com-

plicada. En cuanto intentamos hacer cosas buenas, aparecen

obstáculos y surge la oposición. Incluso los amigos pueden opo-

nerse abierta o secretamente a nosotros, y quizá se conviertan

en nuestros enemigos. Los obstáculos y la resistencia al bien de-

muestran que Satanás está vivo y que el pecado es real. Luchar

contra Satanás es humanamente imposible, porque elmal esmás

fuerte quenosotros. SoloDios puede asegurarnos lavictoria, revo-

lucionar nuestropensamiento ydarnos poder para vivir en forma

equilibrada. Los desalientos de la vida son oportunidades para el

cambio. Las decepciones pueden ayudarnos a centrarnos en lo

esencial y acelerar nuestro crecimiento espiritual, a medida que

obtenemos la victoria sobre cada crisis gracias al poder de Dios.

Ni el libro de Esdras ni el de Nehemías concluyen con opti-

mismo. El pecado es un asunto serio, se propaga en forma fácil

y rápida. El mayor desafío no proviene de afuera, sino de la infi-

delidad del propio pueblo de Dios, que no sigue su voluntad re-

velada. Ser fiel al Señor y perseverar en seguir sus instrucciones

es la prueba más fuerte para la iglesia de Dios. Como Esdras

entendió correctamente, el único poder para cambiar viene a

través de la búsqueda diligente de las Escrituras, su comprensión

e interiorización.

Para cumplir con el punto de partida de las profecías de las

70 semanas y las 2.300 tardes y mañanas (que comenzaron en

457 a.C.), Dios intervinomisericordiosamente e influyó en el rey

Artajerjes I, quien permitió que Esdras y un grupo de israelitas

regresaran a Jerusalén, garantizó la seguridad del viaje, e incluso

facilitó las provisiones físicas y financieras necesarias para los

servicios del Templo (Esd. 7:11-28).

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