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Nuevo Horizonte
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abril-junio
Jesús, pero ella nos mueve a progresar
de manera constante. Esa es la volun-
tad de Dios. De allí Pablo recibió su con-
sejo: «Os rogamos y exhortamos en el
Señor Jesús que [...] abundéis más y
más» (1 Tes. 4: 1).
La Biblia nos da un sabio concejo en
relación a la muerte del yo. Se encuentra
en las palabras de Juan el bautista: «Es
necesario que él crezca, y que yo dismi-
nuya» (Juan 3: 30).
Jesús debe crecer en lo más profun-
do de nuestro ser y, a medida que él
brote, se desarrollará la semilla hasta
formar una planta. Esto nos granjeará un
progreso constante impulsado por el Es-
píritu Santo.
Harold Linzau,
Director de Ministerios Personales
y Escuela Sabática Asociación de Martinica,
Unión de las Antillas y Guayana Francesa