XPLICA LA HISTORIA
Aunque esta historia es una de las más conocidas del Antiguo Tes-
tamento, lee 2 Samuel 11: 1-17 primero, luego examina el dramático
final, y contesta las siguientes preguntas.
Encierra en un círculo
todos los personajes clave mencionados en
este relato.
En tu opinión, ¿cuáles son algunas de las razones por las que David
continuó despiadadamente con lo que había decidido hacer?
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¿Encuentras algún detalle de esta historia nuevo para ti?
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¿Por qué crees que Natán confrontó a David con una parábola?
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¿Podría haber sido diferente la reacción de David a la historia si
Natán se lo hubiera dicho de otra manera?
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¿Cómo describirías el arrepentimiento de David? Crees que David se
arrepintió sinceramente porque estaba convencido de haber pecado o
porque había sido descubierto? ¿De qué manera distingues la diferencia?
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Según tu punto de vista, ¿cuál es el texto u oración clave de esta
historia? ¿Por qué?
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LECCIÓN 12 / JÓVENES
P
untos de impacto
«OhDios, ¡ponenmí uncorazón lim-
pio!, ¡dame un espíritu nuevo y fiel!
No me apartes de tu presencia ni me
quites tu santo espíritu. Hazme sentir
de nuevo el gozo de tu salvación; sos-
tenme con tu espíritu generoso»
(Sal-
mo 51: 10-12).
«Que el malvado deje su camino,
que el perverso deje sus ideas; vuél-
vanse al Señor, y él tendrá compa-
sión de ustedes; vuélvanse a nuestro
Dios, que es generoso para perdo-
nar»
(Isaías 55: 7).
«Pero te confesé sin reservas mi pe-
cado y mi maldad; decidí confesarte
mis pecados, y tú, Señor, los perdo-
naste»
(Salmo 32: 5).
«Porque la palabra de Dios tiene
vida y poder. Es más cortante que
cualquier espada de dos filos, y pene-
tra hasta lomás profundo del alma y
del espíritu, hasta lo más íntimo de
la persona; y somete a juicio los pen-
samientos y las intenciones del co-
razón. Nada de lo que Dios ha crea-
do puede esconderse de él; todo está
claramente expuesto ante aquel a
quien tenemos que rendir cuentas»
(Hebreos 4: 12, 13).
P
untos de vista
«Antes de que Dios nos pueda liberar, debemos desengañarnos».—
Agustín de Hipona, padre
de la iglesia de los siglos IV y V.
«El pecado tendría pocos adeptos si sus resultados ocurrieran inmediatamente».—
Charles
H. Spurgeon, predicador bautista británico del siglo XIX.
«Se requieren años de arrepentimiento antes de borrar los pecados a los ojos de los hom-
bres, pero una lágrima de arrepentimiento es suficiente para Dios».—
Proverbio francés.