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a
SEMANA
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imPlícate
Este sí es el modelo
«J
esús era el modelo perfecto de lo que deberíamos ser nosotros. Era el ob-
servador más estricto de la ley de su Padre, sin embargo se movía en perfecta li-
bertad. Tenía todo el fervor de la persona entusiasta, pero era sereno, templado
y dueño de sí mismo. Estaba por encima de los negocios comunes del mundo,
pero no se excluyó de la sociedad. Comía con publicanos y pecadores, jugaba
con los niñitos, los tomaba en sus brazos y los bendecía. Honró una fiesta de
bodas con su presencia. Derramó lágrimas ante la tumba de Lázaro. Era un aman-
te de las cosas hermosas de la naturaleza y usaba los lirios para ilustrar el valor de
la sencillez natural a la vista de Dios, más allá de la ostentación artificial. Usaba el
oficio del agricultor para ilustrar las más sublimes verdades del reino de Dios.
»Su celo nunca degeneró en pasión, ni su firmeza en obstinación egoísta. Su
benevolencia nunca se tiñó de debilidad, ni su compasión de sensiblería. Combi-
nó la inocencia y la sencillez del niño con la fuerza viril, y la completa devoción
a Dios con el tierno amor por los seres humanos. Tenía una dignidad que infundía
respeto, pero combinada con la gracia de la humildad que desarma. Manifestó
firmeza inquebrantable pero atemperada por la dulzura».—
E
lena
G.
de
W
hite
, Car-
ta 66, 1878,
En los lugares celestiales,
17 de febrero, p. 56.
Después de haber analizado el pasaje de esta semana y de haber repasado el ver-
sículo destacado que has aprendido de memoria:
ü
¿Qué aplicaciones personales te sientes motivado a realizar en tu vida?
ü
¿Qué aplicaciones prácticas consideras que deberías implementar en tu escue-
la, tu lugar de trabajo, tu familia o tu iglesia?
ü
¿Cómo aplicarías a tu vida el versículo que has memorizado?